Artículo escrito por Silvia Cavalcanti

Silvia Cavalcanti es la Directora de Marketing en Endeavor Global y se siente apasionada por humanizar el espíritu empresarial. El siguiente artículo, originalmente publicado en Endeavor Elsewhere, Silvia defiende la concientización sobre la salud mental en el mundo de emprendimientos.

Volaba de vuelta a Nueva York tras un viaje de negocios a Sydney. En ese momento tenía dos hijos con menos de dos años y seguía trabajando como ejecutiva en publicidad mientras ponía en marcha mi tercera startup.

Hasta aquí esta historia suena súper glamurosa e impresionante, ¿verdad? Los que me rodeaban también lo pensaban.

Cuando volvía de ese viaje, un colega me dijo: «No me puedo creer cómo lo haces con dos bebés». Cuando llegué a casa esa noche, mis hijos corrieron hacia mí gritando «¡Mami! Mami!». Fue entonces cuando pensé: «No tengo ni idea de cómo lo haría sin ellos».

Me encantaba repetir esta anécdota en conferencias y eventos porque me ayudaba a presentarme como una heroína empresarial estoica, que lo aguantaba todo y prosperaba gracias a la presión.

Aunque la historia puede ser cierta, el personaje que interpreté en ella era mentira. La verdad es que aquella época de mi vida fue increíblemente difícil, era un desastre emocional. Los problemas de liquidez nos obligaron a vender nuestro negocio a una empresa pública que acabó cerrando todo lo que habíamos construido. Fue angustioso y sentí como si hubiera vendido a uno de mis hijos porque necesitábamos el dinero. Una vez cerrado el trato, me derrumbé por completo. Me sentía miserable y empecé a sufrir de ansiedad y ataques de pánico. Tardé años en reflexionar, ir a terapia y rediseñar mi vida hasta llegar a un punto en el que siento que estoy prosperando de verdad.

 

La Super Falacia

Sé que no estoy sola. El nuevo informe «Salud y Rendimiento de los Emprendedores de Alto Impacto» de Endeavor Brasil, en el que participaron 118 fundadores de empresas tecnológicas, reveló que, aunque casi todo el mundo se enfrenta a emociones difíciles, el 75% de los emprendedores se siente presionado por las expectativas de los demás y el 54% considera que hablar de salud mental es un tabú en el ecosistema.

A medida que profundizamos en la investigación, queda bastante claro que el impacto del emprendimiento en el bienestar mental de los fundadores es un fenómeno mundial. Una investigación de la UCSF y la UC Berkeley descubrió que el 72% de los emprendedores declaraban tener problemas de salud mental, una cifra superior a la de la población general.

El estigma contra la discusión abierta de la salud mental tampoco se limita a Brasil. Personajes como Steve Jobs y Elon Musk han sido idealizados por los medios como héroes emprendedores que crearon empresas revolucionarias gracias a su fuerza de voluntad.

Aunque algunos artículos han investigado la salud mental de los emprendedores y algunos fundadores, como Andy Dunn, de Bonobos, y Blake Mycoskie, de Toms Shoes, han hecho públicos sus problemas, la narrativa predominante sigue siendo la de la invencibilidad.

Hace unos años, Linda, cofundadora y CEO de Endeavor, se abrió sobre un momento profundamente personal. Cuando Endeavor celebraba su onceavo año apoyando a fundadores fuera de Silicon Valley y se preparaba para lanzarse en su doceavo país, Linda recibió una noticia devastadora: a su marido le diagnosticaron un agresivo cáncer. Y todo ello junto con las exigencias de criar a sus gemelas de tres años hizo que el peso de sus emociones se hicieran demasiado difíciles de soportar sola, y decidió desahogarse con el equipo, cuya respuesta fue: «Ahora que sabemos que eres una persona de verdad, te seguiremos a todas partes». Al reflexionar sobre esta experiencia, Linda subrayó la importancia de aceptar la vulnerabilidad, animando a los fundadores a «ser menos súper, más humanos».

 

Cuando la superpotencia se transforma en kryptonita

Todo empresario ha oído alguna vez el consejo de «Fake it till you make it (fíngelo hasta conseguirlo)». Al fin y al cabo, necesitamos transmitir confianza en lo que construimos para atraer a socios, empleados, inversores y a nuestras familias. Además, todos estamos moldeados por nuestra propia narrativa interna, así que las historias que nos contamos pueden ser una fuente valiosa de resistencia ante la adversidad. Lo sé de primera mano.

Pero correr sobre falsas apariencias añade una agotadora capa de estrés a un viaje ya de por sí increíblemente estresante. La realidad es que todos dudamos de nosotros mismos y sentimos ansiedad. Si no lo admitimos, nos quedamos atrapados en una versión inalcanzable de quién somos. Así que si hay una lección que puedo compartir de mi propio viaje es que es fundamental medir hasta qué punto debemos depender en nuestros supuestos «superpoderes», de lo contrario se convierten poco a poco en nuestra propia kryptonita.

Colocarse la capa de superhéroe fundador y fingir que la última crisis es sólo un día más en el Daily Planet tiene un costo elevado. En cambio, si reconocemos los obstáculos mentales a los que nos enfrentamos y buscamos apoyo, abriremos vías para superarlos. Ziad Sankari, fundador de CardioDiagnostics, por ejemplo, nos contó que escribir sus preocupaciones le permite afrontarlas con mayor facilidad.

“La clave es no pensar en mis angustias, sino escribirlas, mirarlas a los ojos y evaluarlas: ¿son tan grandes como mi mente me dice, o es sólo la sobrecarga de emociones lo que las hace peores de lo que son?”

Los beneficios de reconocer nuestras luchas emocionales son innegables. Entonces, ¿por qué somos tan pocos los que estamos dispuestos a hablar abiertamente de ellas? El año pasado, en un evento exclusivo para fundadores, invitamos a algunos de nuestros fundadores más experimentados a abrirse, y un emprendedor captó perfectamente el dilema en el que se encuentran.

Sin duda nos beneficiaría hablar de ello y compartir consejos entre nosotros, afirmó, pero los inversores ven la vulnerabilidad como un signo de debilidad. Admitirlo es esencialmente desangrarse en un tanque de tiburones. «Nadie comparte lo que está pasando cuando pasa por ello porque eso es como sangre en el agua», concluyó.

 

Humanizando el Viaje del Héroe

Eso nos dejó pensando. Aunque no podemos cambiar la actitud de los inversores de la noche a la mañana, podemos ayudar a reescribir la narrativa de la salud mental en el espíritu emprendedor.

Dado que casi todos los empresarios tendrán problemas de salud mental en algún momento, ayudarles a afrontarlos es simplemente una gestión inteligente de la empresa. Incluso si sólo se preocupan por los resultados, ignorar el problema puede tener consecuencias desastrosas para la empresa.

El informe de Endeavor Brasil muestra que los fundadores con experiencia son más propensos a hablar de sus problemas con sus cofundadores, equipo, inversores y amigos que los fundadores más jóvenes. Tal vez eso explique en parte por qué los fundadores con más de diez años de experiencia son también los que tienen una rutina menos estresada en comparación con los fundadores con menos de cinco años de experiencia, según el mismo informe.

Esa es una razón clave por la que, en Endeavor, a menudo facilitamos círculos de confianza entre compañeros emprendedores. Se trata de un espacio en el que pueden hablar de las verdades tácitas de la ampliación empresarial, desde la presión que conlleva una valoración más alta hasta la tristeza posterior a la salida que conduce a una sensación de falta de propósito y depresión. Sin embargo, reconocemos que aún queda mucho por hacer.

Recientemente hemos empezado a trabajar con fundadores exitosos de nuestra red para humanizar el viaje empresarial. Al compartir públicamente cómo han afrontado emociones difíciles, pretendemos desencadenar una reacción en cadena de conversaciones, haciendo que las conversaciones sobre salud mental sean tan normales que los emprendedores no tengan que temer abandonar su fachada de superhéroes. Al fin y al cabo, la vulnerabilidad genera conexión y la conexión genera valentía.

Juntos podemos reescribir la narrativa en torno a la salud mental de los fundadores. Como dice Linda: «Sé menos súper, más humano». Es hora de quitarnos la capa.